Paralelamente al efecto beneficioso de la radioterapia para el control, alivio o curación del cáncer, la radioterapia puede producir efectos adversos derivados de la irradiación de los tejidos sanos adyacentes al tumor. En general, la radioterapia es bien tolerada y muchos pacientes pueden realizar su actividad normal, sin embargo, en algunos pacientes pueden aparecer efectos adversos que generalmente se circunscriben a la zona tratada.
Los efectos adversos de la radioterapia son agudos y crónicos, se observan a partir de los noventa días de haber finalizado la radioterapia y son el resultado de un proceso de transformación tisular derivado de la depleción de células de crecimiento lento como el músculo, parénquima renal, hepático, tejido nervioso, etc. Estos efectos adversos crónicos no son recuperables y son permanentes constituyendo el factor limitante más importante de la radioterapia clínica aunque es cierto que la probabilidad de aparición de efectos adversos crónicos es baja.
Entre los efectos adversos crónicos se encuentran la xerostomía o pérdida de saliva, fibrosis o endurecimiento del tejido subcutáneo, pulmón o intestino, necrosis, daño neurológico y en la población pediátrica retardo de crecimiento, alteraciones hormonales y aparición de segundos tumores. Cuando suceden durante el periodo de tratamiento y en los noventa días posteriores. Son consecuencia de un proceso inflamatorio derivado de la depleción de células progenitoras de tejidos de crecimiento rápido como la piel, mucosa de la cavidad oral y del tracto gastrointestinal, tejido hematopoyético, folículo piloso, etc.
Estos efectos adversos agudos son transitorios y recuperables por la capacidad de reparación que tiene el tejido sano. Suelen aparecer a partir de la segunda o tercera semana de tratamiento y pueden durar varias semanas después del tratamiento. El síntoma más frecuente es la fatiga que no suele ser incapacitante. La mucositis (inflamación de la mucosa oral), esofagitis (inflamación del esófago), enteritis (inflamación del intestino delgado), epitelitis y dermitis (inflamación de la piel), alopecia y aplasia medular son los efectos adversos agudos más frecuentemente observados. En muchas ocasiones es necesario la administración de tratamiento antiinflamatorio, la alimentación con medios especiales y menos habitualmente el ingreso hospitalario para reposición hidroelectrolítica.