El Hospital Labaca, un edificio singular

En 1916, los hermanos Ángela y Ricardo Labaca dejan un legado en su testamento por el cual se constituye una fundación benéfica con la intención de actuar en los ámbitos de la educación y la sanidad, ordenando que se construyan escuelas y un hospital materno infantil.

Las escuelas se construyeron en la calle de Juan Flórez y siguen desarrollando su trabajo en la actualidad. El hospital materno-infantil se construyó en el lugar de A Coruña llamado Monserrat, según el proyecto del arquitecto Leoncio Bescansa.

En dicho proyecto también se contemplaba la construcción de una iglesia y de la escuela de enfermeras y matronas. La iglesia se llevó a término, pero no la escuela de matronas.

El patronato, presidido por el sacerdote Don José Sánchez Mosquera, dimitió debido a las dificultades económicas y fue sustituido por otro, presidido por el magistrado de la Audiencia Don Atanagildo Pardo de Andrade. Éste logró formar una junta en la que estaban personas de prestigio social y económico, logrando finalmente terminar la construcción del hospital, aunque con algunos recortes, por ejemplo, la vivienda del director.

Alrededor de 1928, el Hospital Labaca entra en pleno funcionamiento, sosteniéndose con los fondos de la Fundación Labaca, donaciones altruistas y pequeños ingresos por sus actividades privadas.

Hermanos Labaca

Hermanos Labaca

Proyecto de Leoncio Bescansa

Diseño de Leoncio Bescansa

Clínica Labaca, vista del establecimiento

Clínica Labaca

Clínica Labaca, vista general

Iglesia y Clínica Labaca

Clínica Labaca, vista desde las terrazas

Vista desde las terrazas

Clínica Labaca, vestíbulo

Vestíbulo

El hospital tenía muy buena estructura física, buen instrumental para la época y una organización extraordinaria, con dirección, servicios médicos y quirúrgicos, laboratorio, radiodiagnóstico, lavandería, cocinas… toda una dotación para la época.

Clínica Labaca, despacho del director

Despacho del director

Clínica Labaca, laboratorio

Laboratorio

Contaba en total con 100 camas repartidas en los distintos servicios, los más importantes de carácter materno-infantil. Se trataba de cifras excepcionales en aquellos tiempos, pues en los sanatorios de la ciudad no se pasaba de las 6-8 camas, exceptuando el Hospital Militar. Por su parte, el Hospital de la Beneficencia, situado en la zona de Zalaeta, estaba en decadencia por distintas razones, disponiendo de 25 camas. No existía la Seguridad Social.

Clínica Labaca, dormitorio de embarazadas

Dormitorio de embarazadas

Clínica Labaca, dormitorio de puerperas

Dormitorio de puerperas

En la Planta baja se ubicaba la dirección, administración, laboratorios, radiodiagnóstico, lavandería y cocinas. En la zona Norte de esta planta baja se habilitó también una sala de enfermos psiquiátricos agudos.

Clínica Labaca, lavadero

Lavadero mecánico

Clínica Labaca, sala obstétrica

Sala obstétrica

En zona Sur de la primera planta estaban las salas materno-infantiles, mientras que en la zona Norte existía un sector privado con habitaciones individuales. Asimismo, en dicha planta estaban las áreas quirúrgicas, con amplios quirófanos.

Clínica Labaca, sala de aseo de los niños

Sala de aseo de los niños

Clínica Labaca, sala de curaciones de niños

Sala de curaciones de niños

La segunda planta, que estaba contemplada en el proyecto inicial, no se construyó en un primer momento por problemas de tesorería. Cuando fue posible su ejecución, en ella se instalaron dos grandes salas completamente independientes, una para hombres y otra para mujeres, en las zonas Norte y Sur. En esa planta estaba también la Comunidad de Hermanas de la Caridad.

Tuvo este Hospital una gran actividad, siendo muy utilizado por las habitantes de la ciudad y su entorno.

Clínica Labaca, sala de operaciones ginecológicas

Sala de operaciones ginecológicas

Clínica Labaca, sala de operaciones obstétricas

Sala de operaciones obstétricas

Durante la Guerra Civil Española, y bajo la dirección del Dr. Barcia Goyanes, la clínica fue utilizada como hospital de guerra. Especializado en neurocirugía, allí se atendía a los heridos del conflicto. Está considerado como el primer hospital de guerra del mundo.

En 1950 fue adquirido por el Ayuntamiento de La Coruña a la Fundación Labaca al precio de 7 millones de pesetas, un coste elevado para la época. El objetivo era albergar la asistencia a la Beneficencia, por aquel entonces importantísima, porque todavía no existía la Seguridad Social. Se cerró el Hospital de Zalaeta, que estaba en malísimas condiciones. El dintel del mismo, que recuerda a la gran benefactora Teresa Herrera, se instaló a la entrada del Hospital Labaca, donde permanece actualmente.

Poco a poco comienza el gran desarrollo sanitario de la ciudad, de la mano de la Seguridad Social y de varios centros privados. El Hospital Labaca entra en lenta pero progresiva decadencia.

En 1968 el Estado adquirió 19 unidades de Cobalto-60 en Canadá (Theratron 80) y los distribuyó a través de la AECC en distintos hospitales de España. En ese momento se crearon Centros Oncológicos en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Valencia, Donostia y A Coruña. Estos Centros eran dependientes de la Asociación Española Contra el Cáncer.

En 1971, la Asociación Española contra el Cáncer crea en A Coruña un centro oncológico, al que dota básicamente con una unidad de cobalto, que por aquel entonces era un equipo poco frecuente en España (en Galicia había otros dos exactamente iguales, uno en la Universidad de Santiago y otro en la Clínica Povisa de Vigo). La Junta Provincial estaba presidida por Don José Antonio Quiroga y la Junta de Damas por Doña Susi Marchesi. El Alcalde de la ciudad era Don José Pérez Arda. El Ayuntamiento cedió el ala sur de la planta baja y, a continuación de la misma, se construyó un búnker en el cual se alojó la unidad de Co-60 con las dependencias necesarias. En el espacio que quedó sobre el búnker se instaló un quirófano con dependencias afines.

En la planta baja cedida, se montaron laboratorios, servicios de radiología, medicina nuclear, dos despachos médicos y administración.

El Centro Oncológico se acogió a la norma nacional, estando situado en el Grupo III Nivel IV, recibiendo enfermos de la Seguridad Social que precisaban tratamiento oncológico, con pago por estancia y sesión de tratamiento. También había algún paciente de compañías privadas, que por entonces comenzaban a trabajar, y algún ocasional paciente privado que pagaba su tratamiento. De esta manera se inició la andadura del COG en el Hospital Labaca.

En el período de 1978-1980 el Ayuntamiento decide reformar profundamente el hospital para transformarlo en un hospital general con posibilidades de concertarse con la Seguridad Social. Se realizan las obras, pero el acuerdo con la Seguridad Social fracasa y el hospital comienza a ser una carga insoportable para el Ayuntamiento, especialmente por su pequeño tamaño. Debido a ello, en 1986 se llegó al acuerdo entre el COG (que se constituye en fundación independiente) y el Ayuntamiento, en forma de cesión administrativa por 50 años y abonando un canon anual del 7% del valor estimado del inmueble y equipamiento, con elevación anual del IPC. Se firma el acuerdo entre el Alcalde Francisco Vázquez y el presidente de la Fundación, José Antonio Quiroga y Piñeyro. El personal, en agradecimiento y reconocimiento de su labor, hace un escrito pidiendo que la Fundación lleve su nombre, objetivo que se consigue y que se conserva en la actualidad.

A partir de ese momento comienza un extraordinario desarrollo del COG instalado en el antiguo Hospital Labaca, que continua en nuestros días, asentándose como uno de los mejores hospitales monográficos dedicado al tratamiento integral del cáncer.

Historia del Centro Oncológico