La radioterapia es la disciplina de la medicina que utiliza las radiaciones ionizantes con fines terapéuticos. Su mecanismo de acción se basa en el daño directo e indirecto del ADN celular que produce alteraciones funcionales y/o estructurales y en último término la muerte celular. La forma más habitual de administrar la radioterapia externa es a través de unos dispositivos denominados aceleradores lineales. Los aceleradores lineales han supuesto una evolución de las antiguas unidades de cobalto, que son todavía útiles para el tratamiento de ciertos tumores. Los aceleradores son más versátiles y mejoran la distribución de la dosis de radiación en tumores localizados en profundidad. Los aceleradores lineales tienen la capacidad de producir y acelerar los electrones generados en un filamento por efecto térmico al que se le aplica una diferencia de potencial (corriente eléctrica) y acelera los electrones. Cuando a los electrones se les hace chocar contra una placa tungsteno se producen fotones. Los electrones se utilizan para tratar tumores superficiales y los fotones son utilizados para tratar tumores más profundos.