La radioterapia puede clasificarse según la localización de la fuente de radiación en las siguientes categorías:
En la radioterapia externa la fuente de radiación está alejada del paciente y se utilizan haces de irradiación de alta energía y gran capacidad de penetración tisular. Las unidades de cobalto (fotones de 1,25 MeV), los aceleradores lineales (fotones de más de 4 MeV y electrones de más de 6 MeV), los ciclotrones y los sincrotones (protones) son los dispositivos que generan radiación externa.
La braquiterapia o radioterapia interna utiliza material radiactivo dentro del tumor o en tejidos circundantes. Las fuentes radiactivas utilizadas son radioisótopos de baja-moderada energía y limitada penetración tisular. Los radioisótopos de más aplicación clínica son el Cesio, Iridio, Yodo y Paladio. Se aplican en forma de alambres delgados, cápsulas o semillas y se distribuyen en recipientes sellados. Según la localización de los aplicadores (dispositivos a través de los cuales se introduce el radioisótopo), la braquiterapia puede ser intracavitaria si se introducen en una cavidad natural (esófago, vagina), intersticial si el radioisótopo se introduce directamente en el tumor y superficial si el radioisótopo se deposita sobre una superficie (piel). Según el tiempo de permanencia de la fuente radiactiva en el tumor, los implantes de braquiterapia pueden ser temporales o permanentes. Los implantes radiactivos pueden ser de alta tasa, media tasa o de baja tasa de dosis dependiendo si la fuente radiactiva libera una determinada dosis de radiación en menor, intermedio o mayor tiempo respectivamente. La braquiterapia intersticial de baja tasa de dosis es comúnmente utilizada en tumores de la cavidad oral, orofaringe, sarcomas y más recientemente en el tratamiento del cáncer de próstata de bajo riesgo. La braquiterapia intracavitaria de baja tasa de dosis se aplica en tumores ginecológicos.
La radioterapia externa se clasifica según la finalidad del tratamiento en radioterapia radical cuando se aplica de forma exclusiva, siendo el único tratamiento que el paciente precisa, radioterapia adyuvante o complementaria si se administra después o antes del tratamiento primario del cáncer, radioterapia profiláctica si la intención es prevenir la aparición de metástasis en un localización determinada y radioterapia paliativa cuando la intención del tratamiento es reducir los síntomas producidos por el crecimiento del cáncer. También la radioterapia externa se clasifica según la combinación con otros tratamientos en radioterapia postoperatoria si se administra después de la cirugía con el objeto de esterilizar las pequeñas cantidades microscópicas de cáncer que puedan haber quedado, radioterapia preoperatoria si se aplica antes de la cirugía con la intención de reducir el tumor para que la operación sea menos extensa, radioterapia simultánea o concomitante si se combina simultáneamente con quimioterapia y radioterapia intraoperatoria o peroperatoria si se administra en el mismo acto quirúrgico o en el periodo postoperatorio inmediato. Por último, en ciertas situaciones es necesario aliviar los síntomas severos producidos por el cáncer y se utiliza radioterapia paliativa en casos de dolor óseo por metástasis, síntomas neurológicos por metástasis cerebrales, por compresión de la médula espinal o por afectación de plexos nerviosos, bloqueo linfático por la compresión de la vena cava superior y hemorragia tumoral.
La radioterapia puede clasificarse según la localización de la fuente de radiación; en radioterapia externa o teleterapia y radioterapia interna o braquiterapia o curieterapia. En la radioterapia externa la fuente de radiación está alejada del paciente y se utilizan haces de irradiación de alta energía y gran capacidad de penetración tisular. Las unidades de cobalto (fotones de 1,25 MeV), los aceleradores lineales (fotones de más de 4 MeV y electrones de más de 6 MeV), los ciclotrones y los sincrotones (protones) son los dispositivos que generan radiación externa.
La braquiterapia o radioterapia interna utiliza material radiactivo dentro del tumor o en tejidos circundantes. Las fuentes radiactivas utilizadas son radioisótopos de baja-moderada energía y limitada penetración tisular. Los radioisótopos de más aplicación clínica son el cesio, iridio, yodo y paladio. Se aplican en forma de alambres delgados, cápsulas o semillas y se distribuyen en recipientes sellados. Según la localización de los aplicadores (dispositivos a través de los cuales se introduce el radioisótopo), la braquiterapia puede ser intracavitaria si se introducen en una cavidad natural (esófago, vagina), intersticial si el radioisótopo se introduce directamente en el tumor y superficial si el radioisótopo se deposita sobre una superficie (piel). Según el tiempo de permanencia de la fuente radiactiva en el tumor, los implantes de braquiterapia pueden ser temporales o permanentes. Los implantes radiactivos pueden ser de alta tasa, media tasa o de baja tasa de dosis dependiendo si la fuente radiactiva libera una determinada dosis de radiación en menor, intermedio o mayor tiempo respectivamente. La braquiterapia intersticial de baja tasa de dosis es comúnmente utilizada en tumores de la cavidad oral, orofaringe, sarcomas y más recientemente en el tratamiento del cáncer de próstata de bajo riesgo. La braquiterapia intracavitaria de baja tasa de dosis se aplica en tumores ginecológicos.
La radioterapia externa se clasifica según la finalidad del tratamiento en radioterapia radical cuando se aplica de forma exclusiva, siendo el único tratamiento que el paciente precisa, radioterapia adyuvante o complementaria si se administra después o antes del tratamiento primario del cáncer, radioterapia profiláctica si la intención es prevenir la aparición de metástasis en un localización determinada y radioterapia paliativa cuando la intención del tratamiento es reducir los síntomas producidos por el crecimiento del cáncer. También la radioterapia externa se clasifica según la combinación con otros tratamientos en radioterapia postoperatoria si se administra después de la cirugía con el objeto de esterilizar las pequeñas cantidades microscópicas de cáncer que puedan haber quedado, radioterapia preoperatoria si se aplica antes de la cirugía con la intención de reducir el tumor para que la operación sea menos extensa, radioterapia simultánea o concomitante si se combina simultáneamente con quimioterapia y radioterapia intraoperatoria o peroperatoria si se administra en el mismo acto quirúrgico o en el periodo postoperatorio inmediato. Por último, en ciertas situaciones es necesario aliviar los síntomas severos producidos por el cáncer y se utiliza radioterapia paliativa en casos de dolor óseo por metástasis, síntomas neurológicos por metástasis cerebrales, por compresión de la médula espinal o por afectación de plexos nerviosos, bloqueo linfático por la compresión de la vena cava superior y hemorragia tumoral.